¿Sabías que un porcentaje muy alto de la población, come sin sentir hambre?

Seguro esta afirmación no te parece desconcertante, pero el hecho de asociar la acción de «comer» a fines diferentes al de la nutrición de nuestro cuerpo, podría ser una de las principales causas de las enfermedades metabólicas que sufrimos hoy en día.

 LA VERDADERA PANDEMIA

Cualquier situación justifica que estemos comiendo a cada rato, sin siquiera sentir hambre. Dicha sensación puede definirse como la manifestación de que tu cuerpo necesita de alguna vitamina, mineral o nutriente para seguir ejecutando sus funciones.

Frases como:

«Estoy deprimida, me provoca una caja de chocolate»

«Obtuve el ascensor laboral que estaba buscando, vamos a comer».

«Me gane la lotería, me dejo el novio, el día amaneció lluvioso, estoy de cumpleaños, etc….»

Todo gira alrededor de la comida. Comer se ha vuelto un acto social que nos invita a estar ingiriendo alimentos con mucha frecuencia, saturando a nuestro cuerpo incluso de productos industriales creados para llenar estantes de supermercados, sin la mas mínima nutrición, con ingredientes alejados de nuestro diseño evolutivo como seres humanos.

Hoy en día vemos la comida como:

  • Recompensa.
  • Indispensable en situaciones de celebración y de tristeza.
  • Atracones y sensación de culpa.
  • Como castigo.

¿Pero esto no siempre ha sido así?

La gran cantidad de productos industriales que tenemos a disposición el día de hoy tienen que ser puestos en nuestra mesa a como de lugar. Por eso los mitos, las falsas creencias, la inversión en marketing, el inteligente manejo de los etiquetados para mandar mensajes a nuestro cerebro de manera intencionada, están a la orden del día.

Tenemos grabado en nuestro inconsciente concepciones que damos como cierta y hemos replicado de generación en generación. Algunas de las más famosa: 

  • El azúcar para subir la tensión baja, o en caso de una pálida.
  • El desayuno como la comida más importante del día.
  • Crear la necesidad de comer cada 2 o 3 horas. 
  • Las grasa tapan las arterías.
  • El colesterol es malo.
  • Productos especiales como «detox»

Y hemos ignorado o deshechado de nuestro espectro: 

  • La verdadera misión de la comida como fuente de energía y nutrición para afrontar la vida.
  • El verdadero interés económico del sector alimenticio industrial y su producción a gran escala.
  • La fuerte competencia de productos y la necesidad de abaratar costo, lo que repercute en la calidad de lo que estamos consumimos.
  • La gran disponibilidad de alimentos que no necesitamos.
  • Lapoca conveniencia de prácticas como el ayuno. A nivel económico a nadie le interesa que comamos menos.
  • El incremento de la oferta de nuevos medicamentos y una industria farmaceúticas que no deja de crecer.
  • El sector hospitalario como agente económico importante, cada vez más enfocado en curar y no prevenir.

La realidad moderna y los avances tecnológicos de todo tipo han querido dar respuestas a todos los desafíos, sin embargo, a pesar de los cambios, fisiologicamente el ser humano sigue siendo el mismo, nuestro cuerpo tiene los mismos requerimiento nutricionales que el hombre de las cavernas, que paso por un proceso larguísimo de construcción del ADN que nos permitió sobrevivir como especie. 

Ignorar todo esto, nos ha costado el padecimiento de nuevas enfermedades que han desmejorado nuestra calidad de vida y desperdiciado la capacidad del cuerpo humano que no logra alcanzar su máximo potencial por el tipo de información que le estamos dando.

Vivimos más pero vivmos enfernos.

Es normal sufrir de síntomas y malestares y creer que son a causa de la edad, la genética, cuestión de suerte o cualquier razón que nos aleja de nuestra responsabilidad.

Hay que tomar consciencia real de que no es normal:

  • Tener dolor de cabeza sin razón aparente.
  • Tener problemas en la piel. 
  • Dolores menstruales insoportables.
  • Cansancio recurrente.
  • Problemas digestivos extremos como diarrea o estreñimiento.
  • Hinchazón abdominal después de cada comida.
  • Dolores articulares.
  • Mal aliento.
  • Reflujo y/o «acidez»
  • Infecciones recurrentes, gripes, alergías, asma.
  • Afecciones respiratorias.

Lo anterior, son signos y señales que tu cuerpo te envía para que atiendas y tomes acción.

Plan de acción para conectarte con tu salud y tu verdadero bienestar.

  • Escuchar a tu cuerpo. CÓMO SE HACE ESO? Buscando la forma de conectar con tus necesidades, apagar el ruido externo y girar la mirada a tu individualidad. 
  • Dejar de realizar acciones aisladas, por recomendaciones externas, por modas, por consejo de amigos o vecinos: hacer la dieta de moda, ejercicio extremo sin alinearlo a nuestras capacidades físicas, tomar pastillas mágicas, llenarnos de medicamentos, poner nuestra nutrición en manos de productos como proteínas artificiales o polvos de moda, etc.

  • Entender como funciona el ser humano y dejar de darle información errónea.
  • Conectarnos con nuestra espiritualidad.
  • Buscar la manera de apasiguar o hacerle frente al estrés con rituales personales para minimizar respuestas reactivas que mantenga nuestro sistema simpático activo de modo recurrente (modo de peligro y huida).
  • Identificar cuando tenemos hambre real, y no antojos, ansiedad o simple sed. Estar comiendo todo el día mantiene nuestras hormonas y aparato digestivo en plena actividad, y está demostrado que la hormona reina, la insulina, segregada de manera recurrente por nuestro pancrea, es la precursora no sólo de la acumulación de grasa, sino detonante de las pricipiales enfermedades que nos aquejan hoy en día.
  • Conectate con tu plato de comida: deja de comer sobre el escritorio de trabajo, la cama, hablando por teléfono o manejando, retira toda distracción y come disfrutando cada bocado y entrando en consciencia si te sientes satisfecho, lleno o hambriento.

Me apasiona estos temas porque me han cambiado la vida, al final la respuesta siempre estuvo dentro de mi.

Espero estas reflexiones te sirvan para mejorar tu vida y tu relación con los demás.

Atte. Virginia